Las moscas son insectos de metamorfosis completa, es decir pasan por 4 estadíos (huevo, larva, pupa y adulto), por lo que deben ser atacadas en dos escenarios distintos como adultos (adulticida) y como larvas (larvicida o regulador de crecimiento). El 95% de los individuos en una población de moscas son estadios inmaduros por lo que un programa de control que no incluya el ataque de larvas será ineficiente.
Las moscas oviponen en lugares con materia orgánica en descomposición para proveer alimento a sus larvas. Un programa de manejo integrado de moscas debe contemplar necesariamente la identificación de criaderos con materia orgánica en descomposición para su eliminación y gestión final. Limitar encontrar lugares de ovipostura complementa el control de moscas adultas.
En áreas sensibles al uso de insecticidas, por el riesgo de contaminación química, se deben usar elementos de control NO TÓXICOS como trampas de luz UV-A con láminas pegantes. La longitud de onda de la radiación UV-A (380 nm) atrae a insectos voladores como las moscas entre otros, quedando atrapadas en las láminas con políbuteno (cola eformológica).
El uso retirado de insecticidas sobre poblaciones de moscas ha contribuido al desarrollo de individuos resistentes, por lo que privilegiar el uso de insecticidas sinergizados con butóxido de piperonilo (potenciador del efecto insecticida) asegura su control.
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